Saca la mente del modo avión
- Raúl Alvarado

- 15 mar 2024
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 28 feb

¿Cuántas veces te has encerrado en tus propias concepciones del mundo, y, tal vez, estaban equivocadas? ¿De qué forma las trampas mentales recurrentes te llevan a tener visiones erróneas? Y, más profundo aún: ¿Cuántas oportunidades estás perdiendo por tener una mente estrecha?
La amplitud mental es una cualidad que comparten las personas seguras de sí mismas. También influye directamente en la vida, ya que contar con ella es abrir un mundo de posibilidades para evolucionar. Esto se traduce en la oportunidad de crecer como persona y como profesional, y, al mismo tiempo, es el pasaporte para el aprendizaje continuo.
Ahora bien: la amplitud mental no se puede forzar. Las personas no cambian bajo presión. Sólo lo hacen si quieren. Y ese condicional es determinante de la adhesión o no, a los procesos de transformación. Se puede estimular, más no obligar.
Para lograr esa amplitud de pensamiento, estas claves serán de ayuda para salir del status quo preestablecido y moverse a nuevas formas que promuevan evolucionar.
Unir los puntos
Todas y cada una de las personas en este mundo tenemos un propòsito de vida especìfico, seamos o no conscientes de ello. Debemos dedicar tiempo a hacer un viaje de introspección, un viaje de unir puntos. A lo largo de los años, vamos viviendo nuevas experiencias que nos van cambiando la vida para siempre, aunque en ese justo momento no lo sabemos, sino muchas veces hasta años después.
Recordarás aquellos libros para dibujar, de esos en los que tienes un dibujo “predefinido” pero que a simple vista no sabes de qué se trata. El juego, o la forma de resolverlo, consiste en unir unos puntos por orden numérico para ir descubriendo el dibujo final, y poco a poco como avanzabas en cada dibujo se volvìa màs complejo y con más puntos para unir e intuir de qué se trataba. Pero al final, a medida que “unes los puntos” se empieza a descifrar el acertijo.
Pues en la vida es igual. Todas las experiencias vividas fuesen buenas o malas, te han llevado a tomar caminos y decisiones que han construido tu presente y dicho presente está fincando tu futuro. Es lo que hace importante ese trabajo de introspección como un ejercicio de sinceramiento con nosotros mismos; cuando empiezas a unir los puntos. Según tu proceso de desarrollo personal y tu compromiso en tu autoconocimiento, habrás empezado a dibujar tu esbozo único e irrepetible, lo que nos hace únicos.
En la vida, a diferencia de los dibujos, cada punto es una experiencia vivida, los puntos de tu vida no son buenos ni malos, y se conectan entre sí para hacerte quien eres hoy,
pueden ser experiencias, decisiones, personas, momentos, lugares, etc; pero ninguno de ellos pueden unirse hacia adelante; se pueden unir únicamente mirando hacia atrás; significa que habrá muchas experiencias que no tendrán sentido inmediato cuando suceden o se viven, sino tiempo después. Hay que asumirlo. Así que debes confiar que de alguna manera esos puntos se unirán y tomaràn sentido en en el futuro. Debes confiar en algo: en las agallas, el destino, la vida, el karma, lo que sea. En perspectiva, si unes los puntos hacia atrás, en el futuro te darás cuenta por qué tuviste que vivir aquellas experiencias. Este enfoque hará toda la diferencia en tu vida.
Al inicio siempre es un camino confuso y desalentador. Pareciera que tienes infinitas posibilidades y no sabes cómo empezar. A medida que avanzas, a medida que dejas atrás tus miedos y te abres a lo desconocido para descubrir quién realmente eres, te das cuenta del camino que has seguido. Te das cuenta que inconscientemente siempre has ido en búsqueda de tu propósito aunque eso implique conocer lo contrario a ello.
Comenzar de nuevo
Durante años nos castigamos por no haber elegido el «camino correcto». Pero tarde o temprano te das cuenta cómo todo toma su sentido. Y que cada decisión ha sido una cadena de consecuencias y caminos, que siempre podremos cambiar.
Las personas se castigan por sus errores, al intentar desarrollar sus acciones y proyectos en los que han aplicado su mayor buena intención. Resalto lo de la buena intención, porque, claro, hay otras que lo han hecho totalmente a conciencia del daño que puede provocar alentar porque sí el fracaso. Es como jugar fútbol en un equipo y elegir patear siempre en contra. Muchas personas huyen y evitan el fracaso aunque en muchas ocasiones eso implique dejar ir las mejores oportunidades.
En disciplinas como la ciencia o el deporte de élite, se valora el error como parte ineludible del éxito, del logro. De allí que es esencial cambiar este chip que lo único que logra es anular a las personas, o, en el mejor de los casos, que actúen con terror permanente por el miedo a hacerlo mal. El ensayo, la prueba y el error necesitan ser revalorizados. Para hacerlo, necesitamos aplicar la amplitud mental para no sancionar, sino reconducir la energía creativa hacia una experiencia de lecciones aprendidas que no sólo nutren a las personas, sino a todo el entorno.
Cuando le preguntas a la gente creativa cómo hicieron algo, se sienten un poco culpables porque realmente no lo hicieron, tan solo observaron algo. Para ellos se vio obvio después de un tiempo. Eso es porque fueron capaces de conectar experiencias que habían tenido y sintetizar cosas nuevas. Y la razón por la que fueron capaces de hacer eso, es que ellos han tenido más experiencias o que han pensado más acerca de sus experiencias que otras personas. Desafortunadamente, eso es una mercancía muy rara. Mucha gente en la actualidad evita vivir experiencias diversas, desconocidas o que implican un riesgo. Así que no tienen suficientes puntos que conectar y terminan con soluciones muy lineales sin una perspectiva amplia de las cosas.
La finitud de las cosas
Todos debemos afrontar la trillada frase de que todo lo que comienza tiene que acabar, y no porque tenga que acabar no debe comenzar. La muerte es quizá el ejemplo más claro y muy probablemente la mejor invención de la vida. Es el agente de cambio natural de la vida. Retira lo viejo para dar paso a lo nuevo. Es la historia de nuestros padres, y en su caso como nos sucederá con nuestros hijos. La muerte de las cosas, de las experiencias, de las relaciones, de las historias y de la misma vida nos enseña a valorar más la misma y a no perder el tiempo en cosas que no son importantes. Todo nuestro tiempo es limitado, no lo malgastes viviendo la vida de alguien más. No te dejes atrapar por el dogma, que es vivir con los resultados del pensamiento de otras personas. No dejes que el ruido de las opiniones de otros ahogue tu propia voz interior. Y lo más importante, ten el coraje de seguir a tu corazón y tu intuición. De alguna manera, ellos ya saben lo que realmente quieres ser. Todo lo demás es secundario. El mundo nos pasa por encima y por un lado y muchas veces su fuerza es inevitable.
Fomentar el pensamiento crìtico
Es justo lo opuesto a definir las cosas mecánicamente, el famoso “aquí siempre se hizo así”. El pensamiento crítico lleva a las personas y equipos a reflexionar saliendo de la pura teoría, y centrándose en la toma de mejores decisiones. En el proceso, se promueve que cada uno sea capaz de organizar y presentar sus ideas, expresar lo que siente al respecto (integrar la gestión emocional) y relacionar la información para concluir en mejores decisiones.
Desarrollar una cultura de lo diferente
La aceleración de los cambios actuales involucra de lleno ampliar sus visiones acerca de su rol, compromiso, posición y demás formas de interacción en el entramado social.
Como en todo, suele aparecer la resistencia al cambio, ya que para lograr crear culturas que integren lo disruptivo es necesario flexibilizar paradigmas, entendido como aquellas creencias muy arraigadas que hacen que se insista en los mismos caminos, por más que sólo se obtenga ya los mismos resultados de siempre.
Integrar lo diverso
Relacionado con el punto anterior, la integración de lo diverso en los mismos espacios (trabajos, ciudades, países) marca un rasgo de gran influencia en la determinación de las nuevas culturas, de las que se nutren las personas y empresas. Hay tanta diversidad de tribus conviviendo y generando pulsos hacedores de transformaciones, que necesitamos aprender a convivir, respetar e integrarse. Una forma de hacerlo es tomar algunos elementos en común, tender puentes entre ellos, potenciarlos, mezclarlos y crear nuevos significados y experiencias de valor con las que se identifiquen estos públicos diversos. Luego, trabajar el desapego, ya que inevitablemente esto que se ha logrado también se va a transformar pronto, puesto que son ciclos de evolución inevitables.
Estos puntos reflejan la importancia de vivir en el presente, ser auténtico y tener el coraje de seguir nuestros sueños y pasiones. La idea de que la muerte es un agente de cambio de la vida también es muy poderosa, ya que nos recuerda que la vida es frágil y que debemos aprovechar al máximo cada momento.
Ser abierto de mente implica, entre otros aspectos:
Que puedes entender a los demás desde sus posiciones personales, aunque no sean iguales a las tuyas.
Que aprendes a convivir en un mundo lleno de diferencias.
Que expandes tu conciencia más allá de lo que jamás imaginaste, y no necesitas ningún estímulo externo para provocarlo.
Que respetas y asumes que el ser distinto a ti es simplemente eso: elecciones diferentes a las tuyas.
Que no existe una única mirada sobre las cosas, el mundo, el trabajo, los problemas y sus soluciones: hay múltiples alternativas para explorar.




Comentarios