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Menos es más

Actualizado: 28 feb

Vivimos en un mundo que nos ha sembrado la idea de que más siempre es mejor, y la realidad es totalmente lo contrario. Nos han hecho creer que más trabajo es más productividad, más horas en la oficina es más éxito, más ventas más dinero, más propiedades más riqueza, más riqueza más inteligencia, más ejercicio más músculos, más años mejor vida, que mientras más caro es mejor; y una larga lista de ejemplos que podríamos dar de ideas preconcebidas que muchas veces nos llevan a desperdiciar la existencia con excesos durante muchos años.


“Menos es más” es una frase que significa que a veces es mejor tener o hacer menos cosas, ya que algo es mejor cuanto más sencillo sea. Es un principio que se encuentra en varias tradiciones y se asocia con el movimiento artístico del minimalismo que nos recomienda aprender a desprendernos de cosas, situaciones, personas, y hacerlo con regularidad, viviendo con menos, pero viviendo mejor.


En un mundo donde el éxito suele medirse por la cantidad de posesiones que acumulamos, el minimalismo surge como una alternativa que desafía esta mentalidad. Esta filosofía de vida nos invita a desprendernos de lo innecesario para enfocarnos en lo que realmente nos aporta valor y felicidad y que genera un verdadero impacto en nuestras vidas.


¿Cuáles son las ventajas de no atarse a las posesiones materiales y centrarse en las experiencias?


  1. Menos posesiones = Mayor libertad y felicidad

    Reducir la cantidad de posesiones conduce a una mayor libertad y felicidad. Poseer menos cosas permite una vida más sencilla y plena. Cuantas menos cosas poseemos, menos preocupaciones tenemos. Al reducir nuestras pertenencias a lo esencial, nos liberamos del peso de mantener, organizar y proteger objetos innecesarios. Esta libertad nos permite enfocarnos en lo que realmente importa: nuestras relaciones, nuestra creatividad y nuestras pasiones.


  2. Mayor orden = Menos estrés y más paz mental

    El desorden afecta la claridad y contribuye al caos mental. Al tener orden a nuestro alrededor, las personas pueden lograr una mente más clara y una mayor concentración. Al ordenar nuestro entorno y simplificar nuestro estilo de vida, descubrimos no solo la libertad física, sino también la claridad mental y el bienestar emocional. que nos permite vivir con intención y priorizar lo que realmente importa. El exceso de objetos en nuestro entorno genera desorden, y a su vez nos mantiene en estrés. Un espacio despejado y ordenado contribuye a una mente más tranquila y clara. El minimalismo no solo simplifica nuestra casa o nuestro lugar de trabajo, sino también nuestra mente.


  3. Mayor enfoque en las experiencias

    El minimalismo no se trata de privarnos de cosas, sino de elegir con intención lo que forma parte de nuestra vida. Nos permite vivir de manera más consciente, centrarnos en lo que nos hace realmente felices y construir una vida basada en experiencias en lugar de en la acumulación de bienes. Las experiencias nos enriquecen de una manera que los objetos no pueden. Viajar, aprender algo nuevo, compartir momentos con seres queridos o explorar nuestras pasiones nos aporta crecimiento personal y recuerdos imborrables. A diferencia de los objetos, que pueden perder su valor con el tiempo, las experiencias se vuelven parte de nosotros. Invertir en experiencias conduce a recuerdos duraderos toda la vida.


  4. Mayor aprecio por lo que tenemos

    El minimalismo fomenta la vida intencional, es decir, nos da la oportunidad de tomar decisiones conscientes sobre qué conservar y qué dejar ir, alineando nuestras posesiones y relaciones con los valores y objetivos personales. Cuando poseemos menos, valoramos más lo que tenemos.


  5. Priorizar la calidad por encima de la cantidad

    Siempre debemos destacar la importancia de valorar la calidad sobre la cantidad. Invertir en menos personas, cosas y momentos de calidad puede generar mayor satisfacción y reducir la necesidad de acumulación o reemplazo constante. Cada objeto y persona en nuestra vida tiene un propósito y significado, lo que nos ayuda a evitar la acumulación innecesaria y nos permite centrarnos en la calidad en lugar de la cantidad.


  6. Simplificar las relaciones: vivir el aquí y el ahora.

    Entender el gusto de tener y querer algo o alguien por el bien que nos causa. Estar por el gusto de estar. Las conexiones emocionales y ansiosas que formamos con personas o nuestras pertenencias muchas veces son insalubres o innecesarios. Adoptar un estilo de vida minimalista fomenta la atención plena y la gratitud. Nos permite apreciar las cosas que tenemos y las experiencias que enriquecen nuestras vidas en cada etapa en que nos encontremos. Centrándonos en conexiones significativas en lugar de mantener las superficiales.


  7. Favorecer el cambio.

    Muchas veces acumulamos posesiones y objetos en nuestro afán de utilizarlos como anclas que nos mantendrán siempre en puertos seguros. Pero no nos damos cuenta que a veces nos complican avanzar, evolucionar y afrontar nuevos rumbos. Aceptar el cambio puede ser un catalizador para el crecimiento y la transformación personal. Aceptar el cambio puede llevar a nuevas perspectivas y oportunidades.


  8. Mejorar las Finanzas

    Hay que liberarnos de las presiones de la cultura del consumo y del deseo de adquirir más, priorizando la misma existencia y haciéndola más significativa. Al reducir las compras impulsivas y enfocarnos en lo que realmente necesitamos, ahorramos dinero y aprendemos a invertir en lo que nos aporta valor a largo plazo. En lugar de gastar en objetos que solo nos dan satisfacción momentánea, podemos destinar nuestros recursos a viajes, formaciones o proyectos personales.


  9. Cuidado del medio ambiente

    El consumismo desmedido tiene un alto impacto ambiental. Al reducir nuestra dependencia de bienes materiales, disminuimos nuestra huella ecológica. Comprar menos significa menos producción, menos desperdicio y menos contaminación, lo que contribuye a un planeta más saludable.


Estas ventajas ofrecen una perspectiva convincente sobre el minimalismo y su potencial para transformar vidas. Y nos alienta a reflexionar sobre nuestra relación con las posesiones materiales, nuestra forma de relacionarnos con otros y con nuestro entorno y a adoptar una forma de vida más simple e intencional que priorice lo que realmente importa.


Lo importante son siempre nuestras relaciones personales más importantes, la familia, los amigos. Al final, lo más importante en la vida es que lo más importante sea lo más importante, y es responsabilidad personal de cada uno saber ordenar y equilibrar su vida en un entorno que no ayuda pero que tampoco vamos a cambiar individualmente.


La vida a veces te da golpes duros y es cuando te das cuenta de lo que vale la pena y lo que no, lo que es importante y lo que no tanto. Hay muchos tipos de conocimiento, pero hay uno que es mucho más importante que los demás: el conocimiento de cómo hay que vivir, y ese conocimiento, muchas veces, se menosprecia.


Que lo más importante en tu vida, siempre sea lo más importante.


 
 
 

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