Manual para vivir en armonía
- Raúl Alvarado

- 15 nov 2023
- 8 Min. de lectura
Actualizado: 28 feb

Muchas veces no entendemos como nuestra capacidad para distinguir lo que nos hace bien de lo que nos hace mal, aunque suena lógico, en la acción se vuelve complicado.
Sabemos que es lo que debemos hacer, pero la mayoría de las veces no lo hacemos, o hacemos lo contrario. ¿Por qué nos complicamos?
El mundo actual, cada vez más difícil, lamentablemente siempre encontrará la forma de quitarnos la felicidad, tanto a ti, como a tu familia, y a la gente que quieres y te importa. El egoísmo que cada vez más se apodera de los tiempos modernos, nos domina y nos lleva a hacer lo que no queremos, o nos impide hacer lo correcto y en su lugar nos contaminamos y hacemos lo que todos están haciendo. Nos empuja a hacer lo que nos destruye a nosotros mismos. Nos hace ser agresivos, irrespetuosos, malvados y nos quita a nosotros y a los demás la felicidad; cuando nuestro propósito en este mundo es lo contrario, ser felices y poder hacer felices a otros.
Somos una generación destructiva. No dejamos de destruirnos. Hemos destruido nuestro medioambiente, nuestras familias, nuestras relaciones, nuestras naciones, nuestra salud. Todo en la búsqueda de apoderarnos de todo lo que sea posible, de lo que es de otros; buscamos el conflicto, recurrimos al insulto y generamos un entorno de violencia en medio del cual vivimos. Habitamos un mundo en donde la normalidad es hacer mal las cosas, y ejemplos tenemos miles.
Cuando hablamos de armonía, no podemos dejar de pensar en primera instancia en la música. Y es que es el ejemplo más claro de lo que la armonía implica, es una serie de sonidos concordantes que conforman un todo que en conjunto se vuelve algo placentero de escuchar.
El caos, el ruido, los gritos, no son placenteros, no son música para el oído; y lo mismo sucede con nuestras vidas. Para poder tener una vida placentera y feliz, necesitamos que todos los elementos que rodean a nuestra existencia estén equlibrados, en armonía, coherencia y balance, y que todo en nuestra vida sea música para la mente, el cuerpo y el espíritu.
Y es sólo así, como contaremos con las armas necesarias para defendernos en aquellos momentos donde el caos, el ruido de otros y la contaminación de actitudes de nuestro entorno se hagan presentes.
Muchas veces escuchamos que la base de la salud es el equilibrio entre lo físico, lo mental y lo emocional, y aunque lo sabemos, ojalá fuera tan fácil lograrlo como decirlo. La realidad es que alcanzar ese balance es todo un reto que además necesita tiempo, perseverancia, paciencia y un proceso de adaptación consciente que termina por ser una etapa que también nos pone a prueba.
Entonces, ¿cómo lograr ese equilibrio sin sufrir en el intento? ¿Cómo sostener un estilo de vida saludable? ¿Cómo disfrutar de una buena alimentación y ejercitarnos al mismo tiempo? ¿Cómo evitar aislarnos, divertirnos y ser productivos al mismo tiempo?
La prisa no es tu aliada, el tiempo sí
En la desesperación por mejorar nuestra imagen exterior tendemos a buscar soluciones rápidas e inmediatas que eliminen de tajo nuestros malos hábitos. Buscamos dietas rápidas, programas de detox que prometen efectividad y rapidez para perder peso, rutinas cortas e intensas de ejercicio o respuestas radicales ante situaciones superficiales que nos generan estrés.
Este tipo de conductas son insostenibles. Puede que obtengamos beneficios a corto plazo, haciéndonos creer que encontramos el remedio mágico a la pregunta inicial pero al poco tiempo este sistema “inmediato” colapsa y recaemos en los malos hábitos.
La motivación puede cambiarte el día. Pero la disciplina puede cambiarte la vida.
La disciplina siempre vencerá a la motivación intermitente y a la inteligencia. Y es que en este mundo hay genios, hay personas fuera de serie que consiguen innovar, inventar y crear nuevas herramientas que se ponen a disposición de otros. Pero esos genios, la mayor de las veces nacen, lo traen en la sangre y es su misión; sin embargo, todos los demás siempre tenemos la otra opción, que es aprender y mejorar lo ya creado, bajo las circunstancias existentes, con lo que tenemos a nuestro alcance. Y de esa manera, nos formamos a partir de algo bueno, lo tomamos, lo hacemos nuestro y entonces lo adoptamos y empezamos nuestro propio camino, lo mejoramos.
Lo que nos va a hacer mejores no es que hagamos todo bien todo el tiempo, ni mucho menos que lo hagamos bien solo cuando estamos motivados, sino que tengamos la fortaleza de no dejar de intentarlo, hacerlo y disfrutarlo, pero sobre todo, lo que hace la gran diferencia, es hacerlo de forma constante, siempre que sea necesario, aunque a veces no sea placentero.
Mejora poco a poco, pero mejora algo a diario.
Al principio, esta perspectiva puede sonar poco alentadora ante la urgente necesidad de sentir los beneficios de una vida equilibrada, pero es justo este tipo de técnicas muy “paso a pasito” las que son sostenibles, duraderas y que traen grandes cambios. El vaso gota a gota se termina llenando.
Romper el patrón es la respuesta
Todos los días trabajamos en romper patrones, en desarrollar herramientas de bienestar que ayuden a modificar conductas que han sido reforzadas por años y podemos decir que definitivamente los grandes resultados vienen con la suma de metas alcanzables y hábitos constantes.
No existe una fórmula perfecta para encontrar el balance y el equilibrio ideal, pero es posible construir gradualmente hábitos que promuevan el bienestar integral, esa armonía de vida, y con ello la verdadera felicidad.
Si el deseo es llevar una alimentación saludable, ser deportista, llevar una vida social, laboral, familiar y amorosa exitosas: es importante TENER PACIENCIA Y SER CONSTANTES. Ponerse metas reales y sostenibles es una fórmula que no fallará.
Por ejemplo, empezar por reducir el azúcar, hacer una caminata de 30 minutos, cumplir con un objetivo laboral, apuntarte a una actividad nueva o una que ya sabes que te gusta, agendar un café con algún amigo o una cita con una persona interesante en la misma semana, no suena tan imposible, ¿cierto? Una vez logrado y arraigados estos cambios en la conducta se trabaja en mejorar gradualmente porque repito: no se trata de rapidez, se trata de tiempo.
Dicho todo lo anterior, te dejo un paso a paso extendido de las áreas en las que puedes trabajar poco a poco hasta que se vuelvan parte de tu vida y normalidad, muchas ya las conocemos, las sabemos y hasta nos parecen obvias, así que el paso importante y lo que la mayoría no hace, es ponerlo en práctica,
Rutina
Tener una guía de nuestro día ayuda a generar disciplina y constancia, no tiene que ser un plan cuadrado difícil de seguir, sino una estructura que nos ayude a ordenar las actividades que queremos lograr a lo largo del día. Al tener una rutina sólida con el paso del tiempo será más fácil apegarse cuando la mente busque distraernos. Para este punto, puedes hacer una lista a primera hora de la mañana que te ayude a tener claro las cosas por hacer. Es una herramienta fácil, rápida y que no pide mucho más esfuerzo.
Metas alcanzables
Es importante tener objetivos claros, estos deben de ser alcanzables, es mejor lograr “poco” que de plano nada o abandonar lo inalcanzable. Asegúrate de crear objetivos que sepas que puedes lograr a corto plazo. No tiene el mismo efecto tomar un boost de vitaminas y minerales en un día que tomar un tratamiento de tres meses que refuerce nuestro sistema inmune.
Hidratación
Es increíble el efecto de la hidratación en el cuerpo y en la mente. Está comprobado que la deshidratación tiene consecuencias en la memoria, en la atención y en la resolución de problemas. El cerebro está constituido en un 85% por agua, así que una forma de cuidar tu salud y bienestar en general es cuidando tu hidratación. Sí, aunque suene a comercial es vital tomar agua, líquido que también lo encuentras en algunos alimentos que nos ayudan a hidratar por su gran contenido de agua como el pepino, la jícama y la sandía.
Movimiento
El cuerpo y la mente necesitan movimiento para funcionar, no somos seres estáticos, sino dinámicos. Muchas veces nos estancamos emocional y físicamente por falta de actividad. Recordemos la importancia de tener metas alcanzables. Por ejemplo si queremos empezar a hacer ejercicio escoger una actividad sencilla como empezar a caminar, elegir las escaleras en lugar del elevador o transportarse en bici son opciones alcanzables. El primer objetivo a alcanzar es empezar a movernos, no ser un atleta de alto rendimiento.
Alimentación
Es verdad, el alimento es el combustible del cuerpo y dependiendo de la calidad de lo que comamos dependerá el funcionamiento de nuestro organismo. Para que nuestro cuerpo en todos sentidos funcione de manera óptima necesita combustible de calidad.
Desafortunadamente, con el tiempo se ha distorsionado el término “comer saludable”. Hemos confundido “sano” con “restricción” o con tener que seguir un tipo de dieta específico con un montón de reglas para poder cuidarnos y eso NO FUNCIONA, la restricción genera ansiedad y estrés metabólico muchas veces seguida de atracones, frustración por no poder seguir “la dieta”, ganancia o pérdida de peso no saludables u obsesivos y se puede llegar a desarrollar trastornos alimenticios.
La dieta solo es recomendable si existe una condición específica o enfermedad en donde la persona por salud necesite seguir un tipo de régimen.
En personas que tienen desórdenes de alimentación, junto con nutricionistas especialistas en el tema, hemos comprobado que lo que mejor funciona para mantener una alimentación equilibrada es seguir la “regla” del 80/20. La mayor parte de los alimentos (80%) deben ser nutritivos, balanceando así todos los grupos alimenticios (SÚPER TIP: entre menos ingredientes y menos procesados es mucho mejor). Y para que esto sea sostenible, es importante que la otra parte (20%) de alimentos que consumimos sea por gusto, por compartir con otros o simplemente por antojo.
Si no lo disfrutas, la culpa hace de las suyas. Si se consumen estos alimentos con moderación, sin reglas y a lo largo del tiempo disminuyen los episodios de ansiedad. Y por supuesto si no sabes cómo empezar, un nutricionista que tenga este enfoque es lo ideal.
Sociabilidad
Cuando por alguna razón pasamos por una situación dolorosa o que nos genera un alto nivel de estrés tendemos a aislarnos. Es normal, buscamos momentos y espacios que nos ayuden a contenernos para autorregularnos, es necesario. Sin embargo, retomar la vida social también es imprescindible para mantenernos sanos o ayudarnos a superar esos episodios.
Somos seres sociales y por lo tanto compartir con otros es importante para el bienestar general. Tal vez tener compromisos todos los fines de semana es insostenible y abrumador, pero de vez en cuando es importante. No se trata de dedicarle mucho tiempo, sino tiempo de calidad. Puedes empezar con planes como un café, ir a comer con algún amigo o invitar a alguien a casa, a tu espacio “seguro”, eso lo hace más accesible.
Otra forma de socializar es buscar actividades colectivas en donde aunque no haya una interacción íntima, el compartir en grupo nos ayuda a salir de nosotros mismos.
Salud mental
Aquí no aplica el ir despacio. Si necesitas ayuda pídela, no te esperes. Desafortunadamente las enfermedades mentales no son tan evidentes como puede ser un tumor y por eso se minimiza, sin embargo son igual o más importantes y su medicina es la terapia y la psiquiatría (en caso necesario).
El miedo y los tabúes alrededor de esto, cada vez sean menos, pero todavía hay mucho trabajo que hacer sobre la conciencia social en cuanto a salud mental y emocional.
Así como la detección temprana de cualquier enfermedad nos permite actuar y aplicar tratamientos y métodos preventivos, también aplica en la salud mental y emocional. Cuando llegan pacientes en una etapa temprana de la enfermedad emocional, ansiedad o depresión, la mayoría de las veces podemos evitar que la situación se convierta en crónica.
Y por supuesto lo dejamos al final por ser el más importante: Ayuda
Recurre a tu red de apoyo y consigue tanto en tu círculo de confianza, como en los profesionales que necesites, la ayuda para lograr estos procesos de cambio para sentirte mejor. Y devuelve el favor; si quieres hacer un pequeño experimento, haz algo por alguien más, compón el día de otro y sentirás lo placentero que es ayudar a los demás.
El camino no se sufre, se disfruta sin prisa de cada paisaje, de cada capítulo y de cada reto que nos pone.




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