top of page

¡Gracias por suscribirte!

La generación de lo desechable

Actualizado: 9 jul

ree

Vivimos en una época marcada por la inmediatez. Lo queremos todo, y lo queremos ya.

Queremos éxito sin fracaso, amor sin esfuerzo, vínculos sin compromiso, resultados sin proceso. Estamos rodeados de estímulos que nos invitan a cambiar, desechar, reemplazar. Un celular nuevo cada año. Una relación distinta cuando la actual incomoda. Un nuevo sueño cuando el anterior exige más de lo esperado.


Y así, sin darnos cuenta, nos convertimos en parte de esta “generación de lo desechable”.


Huimos al primer conflicto

El mayor problema no es que existan dificultades. Siempre han existido.

El verdadero problema es que hemos aprendido a huir de ellas.


  • Huimos cuando la conversación se pone incómoda.

  • Cuando la pareja ya no es tan divertida.

  • Cuando el proyecto no da frutos en los primeros intentos.

  • Cuando el cuerpo tarda en responder al nuevo estilo de vida.

  • Cuando la vida no es tan perfecta como pensábamos que sería.


Preferimos cerrar puertas antes que aprender a abrir nuevas formas de estar. Nos alejamos antes que hablar. Nos rendimos antes que resistir.

Y en ese impulso de huir, dejamos atrás cosas y personas que sí valían la pena.


Queremos vínculos fuertes, pero no estamos dispuestos a luchar por ellos.


Nos ilusiona la idea del amor profundo, de la amistad leal, del equipo unido, del hogar estable.


Pero cuando esas relaciones requieren paciencia, trabajo emocional, límites sanos y vulnerabilidad… retrocedemos.


No queremos el proceso. Solo el resultado.

No queremos mirar nuestras propias heridas, solo que el otro se comporte “como esperamos”.


Y nos olvidamos de algo esencial: todo lo que es real toma tiempo, esfuerzo y voluntad para crecer.


Pedimos perfección como si nosotros la ofreciéramos


En esta cultura de idealización, anhelamos que todo funcione sin fallas:

  • Que la pareja nunca se equivoque.

  • Que nuestro equipo siempre responda.

  • Que la vida no nos duela.


Pero exigimos sin ofrecer.

Queremos lo perfecto, siendo profundamente humanos, contradictorios, inseguros, cambiantes. ¿No es acaso una paradoja?


Volver a quedarnos

Quizá es momento de aprender a quedarnos.

A quedarnos a conversar, aunque cueste.

A quedarnos en el proceso, aunque duela.

A quedarnos con nosotros mismos, aunque estemos rotos.


A recordar que lo que vale la pena no es perfecto, pero es real. Y que muchas veces, lo real es suficiente si sabemos valorarlo.


Cuidar. Reparar. Construir.

Porque al final, vivir no se trata de que todo sea fácil, sino de construir sentido en medio de lo difícil. No se trata de acumular personas, cosas o metas… sino de honrar lo que decidimos mantener y lo que decimos amar.


Quizá la clave no es buscar lo nuevo constantemente, sino aprender a cuidar lo que ya tenemos, a reparar lo dañado y a mirar lo cotidiano con otros ojos.



🌿 ¿Y ahora qué puedes hacer?


Si esta reflexión resonó contigo, es momento de detenerte un segundo y hacer algo distinto:


✔️ Cuida ese vínculo que das por sentado.

✔️ Elige quedarte, al menos una vez más, antes de rendirte.

✔️ Mira hacia adentro y pregúntate: ¿Estoy construyendo o desechando?


🟣 En The People Project, creemos en los procesos reales, humanos y sostenibles.

Si estás listo para dejar atrás lo superficial y construir desde adentro, este es tu espacio.


👉 Comenta, comparte este blog o sígueme en redes para más contenido que conecta con lo esencial.


 
 
 

Comentarios


bottom of page