top of page

¡Gracias por suscribirte!

El caramelo y la envoltura: una metáfora de como habitas el mundo.

Actualizado: 2 oct

ree

Imagina esta escena sencilla: alguien se come un caramelo y guarda la envoltura en el bolsillo para después tirarla a la basura. A simple vista, parece un gesto insignificante. Sin embargo, encierra una lección profunda sobre conciencia, respeto y bienestar.


A todos nos encanta endulzarnos la vida con nuestro dulce favorito; estamos tan acostumbrados a disfrutar de lo que nos causa placer, que en lo que menos nos fijamos es en lo que hicimos con la envoltura y esa es la gran metáfora de nuestro día a día.


Pequeños actos que hablan de quiénes somos

Guardar la envoltura y no tirarla en cualquier lugar refleja algo más que buena educación. Habla de una mentalidad: la de entender que nuestros actos, por pequeños que parezcan, tienen un impacto.


Así es también con nuestra vida diaria. Cada pensamiento, cada decisión, cada palabra que decimos deja una huella, ya sea en nuestro cuerpo, en nuestra mente o en quienes nos rodean.


La envoltura como símbolo de nuestras emociones

Muchas veces, al vivir experiencias dulces o amargas, nos quedamos con la “envoltura emocional”: resentimientos, culpas, recuerdos que no hemos soltado. Y al igual que la basura física, esa carga mental termina contaminando nuestro bienestar.


La práctica del wellness y del mindfulness nos invita a reconocer esas envolturas emocionales, guardarlas con conciencia y después soltarlas en el lugar correcto. No se trata de reprimirlas, sino de darles un espacio para procesarlas y dejarlas ir.


Bienestar es también cuidar el entorno

El gesto de no tirar la envoltura al suelo es un recordatorio de que cuidar de uno mismo y del entorno van de la mano. Una persona que se cuida entiende que también debe cuidar el espacio donde vive. Lo mismo sucede en el trabajo, en la familia o en la sociedad: el bienestar personal florece cuando existe un compromiso con el bienestar colectivo.


Llevar la metáfora a nuestra vida diaria

• Con nuestros hábitos: ¿Qué “envolturas” estoy dejando tiradas en mi cuerpo con malos hábitos? ¿Horas de sueño perdidas, exceso de estrés, descuidos en mi alimentación?

• Con nuestras relaciones: ¿Estoy contaminando mi entorno con palabras apresuradas, enojo o indiferencia?

• Con nuestro entorno físico: ¿Soy consciente del espacio que comparto y cómo contribuyo a que sea más limpio, sano y armonioso?


La dulzura de la vida sin basura acumulada

Cuando disfrutamos un caramelo y guardamos la envoltura para tirarla después, demostramos que es posible disfrutar sin dañar. Lo mismo ocurre con nuestra vida: podemos saborearla, experimentar su dulzura y aprender de sus retos, siempre y cuando no dejemos acumulada la “basura” emocional, mental o física en nuestro camino.


La verdadera plenitud no está en vivir sin problemas, sino en aprender a manejar lo que sobra, lo que pesa y lo que ya no necesitamos.


Muchas veces deberíamos guardarnos en el bolsillo esas palabras impulsivas, esa rabia, esa frustración, esos prejuicios, los juicios rápidos que hacemos y no soltarlas con tanta ligereza por la calle, porque pueden hacer daño a otro.


Hay silencios que son mucho más importantes cuando tus palabras no van a aportar nada. Es muy importante que entendamos que hay que hablar cuando vayamos a construir algo y no cuando queramos destruir. Quizás así las calles estarían un poco más limpias y el mundo seria un lugar menos oscuro, como lo vemos tanto hoy en las redes sociales.


La verdadera grandeza no esta en grandes actos sino en esas cosas pequeñas que puedes aportar al mundo. Muchas gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar al mundo.


👉 La próxima vez que veas una envoltura en tu bolsillo, recuerda: no solo llevas basura, llevas una metáfora de tu capacidad de vivir con conciencia, respeto y bienestar.

 
 
 

Comentarios


bottom of page